“Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente.”
Romanos 12:10 NVI
Aunque todos sabemos que a las mujeres nos fascina ser amadas, y a los hombres ser respetados, este verso nos anima a todos a amarnos con amor de hermanos, respetándonos
y honrándonos mutuamente. Respeto no solo es considerar a alguien, pero también implica tolerarlo, esta tolerancia va acompañada de cierta sumisión que nos lleva a acatar lo que dice o establece y a no causarle ofensa o perjuicio. Y honra pues es nada más ni menos que la muestra pública de ese respeto, acompañada de admiración, estima. Esto nos habla no solo de una actitud interna pero de una demostración externa. Ser expresivos es un arte, se debe practicar una y otra vez hasta ser expertos. Esta expresión debe ser generosa, extravagante, con nuestras palabras, acciones, emociones.
Dios en su Palabra nos muestra el respeto que tiene por su creación y la honra con que él nos trata. (Aún sabiéndonos nosotros indignos). Y es que cuando tratamos a alguien así, no solo le mostramos el amor de Dios, pero sembramos en su corazón palabras y actitudes que transforman su vida por completo. Que el arte de amar lo perfecciones con cada corazón que Dios te ha confiado.
Oración: Señor, permíteme ser un instrumento de tu Amor, a amar como tú lo haces. Y a expresar con mis hechos como tú me diriges a amar. Rindo cada área de mi vida, orgullo, timidez, para ser un reflejo de tu amor aquí en la tierra.
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