Esta semana estudiamos el ministerio de Jesús a través de los ojos de Maria y Marta de Betania, las dos hermanas de Lázaro. Me da tanto gusto y paz saber que Jesús le daba tanta importancia a las mujeres que lo seguían y servían por agradecimiento a lo que él hizo en ellas y por ellas. En particular, quiero enfocarme en Maria de Betania, una mujer con tres características de las cuales todos nosotros podemos aprender.
1. Maria era humilde, ella cuando la hermana la estaba acusando de que no la ayudaba, ella en vez de defenderse cayó y dejó que su Jesús la defendiera.
(Lucas 10:30-42)
2. Maria confiaba en el Señor. En medio del dolor de ver a su hermano morir cuando Jesús la llamó hacia afuera, dejó que Él la consolara. (Juan 11:27-35)
3. A Maria no le importaba lo que la gente pensaba de ella. Cuando tuvo la oportunidad de ungir al Señor y limpiar con sus cabellos sus pies, ella lo hizo sin importarle lo que dijesen de ella. (Juan 12:3, Mateo 26:6-13, Marcos 14:3-9)
En tres ocasiones vemos cómo Maria escoge siempre la mejor parte para honrar a su salvador. Ella sabía que si ponemos a Jesús primero, Él nos defenderá cuando nos acusen, nosotros ni tendremos que decir nada. Él es nuestro consolador, en los momentos más duros de nuestras vidas, Él es quien llora con nosotros, consuela nuestra vida y nos trae resurrección cuando creemos que ya no hay esperanza.
Y nos honra delante de nuestros enemigos cuando honramos a Dios por encima de todas las cosas. Esta mujer en tres ocasiones mostró el amor que le tenía a Jesús. Este día quiero motivarte a que conozcas a Jesús tan íntimamente que cada vez que puedas estar a sus pies y amarle también tú escoges la mejor parte y no se te será quitada.
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