Una de las historias clásicas de la biblia es la de David y Goliat en 1 Samuel 17. Desde pequeña me ha emocionado mucho la valentía de David ante tal “gigante.” Mientras estudiamos, Vestidas Para Triunfar, Dios puso en mi corazón revisar esta historia, capítulo por capítulo y reflexionar en la valentía y la armadura de David. Hay una diferencia en la armadura de Goliat, detallada en el versículo 4-7. Primeramente, podemos notar que la armadura de Goliat apantalla, intimida, pero solo es una fachada porque la vemos con ojos naturales y como veremos, no es eficaz. Por contraste, la armadura en Efecios 6 es espiritual, poderosa, y David estaba claramente vestida con ella. Hagamos una introspección sobre esta distinción de armaduras. ¿Con cuál armadura nos estamos vistiendo diariamente? Estamos confiando en apariencias, cosas materiales, nuestra carrera o educación, o En El Poder de Su Fuerza, como dice Efecios 6:10? Aunque Saúl quiso vestir a David con su armadura, casco, y coraza, David no pudo andar con todo ese equipo pues no estaba acostumbrado así que se la quitó. Podemos ver como David se vestía en la armadura de Dios, pues ya tenía historial cuando Dios lo libraba de las garras del león y del oso. Así que tenía la plena confianza que también lo libraría del poder del filisteo Goliat. Reflexionemos en nuestra historia con Dios, su fidelidad, su constancia, su amor con nosotros y como nos ha librado de la muerte. En cualquier batalla que estemos enfrentando, tú y yo también podemos decirle a nuestro adversario como lo hizo David, “Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien has desafiado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré, y te cortaré la cabeza. Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel. Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos.”
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