“mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” S. Juan 4:14 RVR1960
¿Corriendo y sedientoa?
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Una carrera requiere no solo de entrenamiento, enfoque, metas, pero también requiere de cuidados personales que son vitales, como el mantenerse hidratado .Nuestra carrera no es corta, ocupará de un constante suplemento de agua. El agua que Jesús nos ofrece es la que primeramente satisface nuestra necesidad personal, la necesidad de ser amados, aceptados, y de poder relacionarnos, con Él y con nuestro prójimo. Al tener esta fuente interna, ya satisfechos, podremos dar a otros el agua que ha saciado y transformado nuestras vidas. Este verso me encanta porque Jesús aquí no viene imponiéndose como superior a una mujer, (que por cierto se encontraba sedienta y en gran necesidad) pero se presenta a ella pidiéndole algo tan sencillo como un vaso de agua, ya entablada la comunicación le ofrece el agua que calmaría indefinidamente su sed. Al leer esta historia podemos ver que a Jesús no le importa nuestro pasado dudoso, quebrantado, intolerable para otros. Él sabe que lo que todos buscamos es saciar nuestra sed y también sabe que buscamos en pozos equivocados. Él le presenta a la mujer y a nosotros, cuatro cosas que llaman mi atención.
Una, provisión de agua gratuita,
El ya pago el precio, no hay que cómprala, solo recibirla.
Dos, no tienes que hacer nada para merecerla.
No importa tu pasado, tus obras, posición social, sexo, raza, religión todos calificamos para obtenerla. Es por su gracia, favor y misericordia.
Tres, te quitará la sed.
Sed de ser amado, de justicia, de aceptación, de identidad, de propósito.
Cuarta, es una fuente interminable.
Nunca “se irá el agua”, nadie te podrá cortar el suplemento de esta agua, nadie te la podrá racionar y la provisión es tan abundante que podrás compartir con otros en el transcurso de tu carrera por la vida.
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