Pues le he dado descanso al fatigado y al afligido, alegría».
Jeremías 31:25
Todos los seres humanos estamos sujetos al cansancio cuando alcanzamos nuestros límites físicos, emocionales y aún espirituales. El ritmo de la vida y nuestras actividades exigen que usemos de toda nuestra energía para poder alcanzar las metas y demandas. Esto puede causar en nosotros llegar al cansancio y agotamiento. Cada vez nos exigiremos más sino ponemos un límite a lo que somos capaces de hacer. Dios se ha propuesto renovar nuestras fuerzas y aún aumentarlas; se ha determinado depositar su gozo y alegría quitando toda tristeza. Él es nuestro proveedor, la fuente de la fortaleza y la alegría, el que nos ofrece todo lo necesario para caminar con nuevas fuerzas para poder vivir y no solamente sobrevivir. Esta promesa también es para ti... ¡tómala! Caminarás con nuevas fuerzas y con un corazón lleno de su alegría.
Noemi Cueto
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